Introducción
Los trastornos de tipo cansancio, inquietud, sensación de peso y tensión en las piernas, hormigueo nocturno y calambres en las pantorrillas, pies hinchados y varices que aparecen pronto o aumentan durante el embarazo, suelen ser las quejas "diarias" de una futura madre. Estos problemas son especialmente frecuentes:
Si en la familia existen antecedentes de enfermedades venosas.
Si ya existía una enfermedad venosa antes del embarazo.
Si no se trata del primer embarazo.
Si la mujer embarazada pasa mucho tiempo sentada o de pié.
Si hace poco deporte o lleva una vida sedentaria.
En épocas de mucho calor.
Estas molestias no suponen sólo una limitación del bienestar de la embarazada y una perturbación estética, sino que conllevan también posibles riesgos por inflamación de las venas patológicamente dilatadas.
Existen, por tanto, razones suficientes para intentar prevenir los problemas en las piernas o para aliviarlos:
Porque tienen una evidente repercusión estética.
Porque perturban notablemente la sensación de bienestar en el embarazo.
Porque representan un riesgo de inflamaciones venosas y de trombosis.
¿Qué se puede hacer?
Cualquier medida que disminuya la presión en las venas, que impida la parada de la sangre y ayude a transportar la sangre "cuesta arriba" hacia el corazón, es eficaz.
En general, la mujer embarazada no debería tomar medicamentos con este fin. Por regla general, en el embarazo hay que excluir también las medidas operatorias y/o los tratamientos esclerosantes.
¿Cómo puede ser evitado de modo inocuo el estancamiento en las piernas?
Evitar lo más posible el estar de pié quieta durante el embarazo.
No estar sentada demasiado baja, evitar el borde duro de las sillas.
Andar mucho; pasear por terreno llano.
La natación es quizá el mejor deporte para los problemas venosos.
En el lugar de trabajo o si se está mucho rato sentada (p.ej. avión, teatro) mover las piernas con frecuencia activamente, levantarse un ratito y usar medias de compresión.
Evitar los baños calientes y la insolación prolongada (los vasos se dilatan aún más).
En días calurosos o en los que se han hecho grandes esfuerzos, refrescar activamente las piernas (chorros de agua fría, empezando por los pies y siguiendo hacia arriba).
Por la noche o durante las pausas de reposo diarias, elevar ligeramente las piernas estando en posición cómoda.
Ponerse, sin falta, todas las mañanas las medias de compresión.
Las mujeres embarazadas que desean prevenir las varices o que ya tienen problemas en las venas de las piernas, tienen buenos argumentos para llevar medias de compresión durante el día por un período de 9 meses.
En la pierna se trata de evitar o disminuir las consecuencias del estancamiento de la sangre (varices, hinchazones, molestias).
Los efectos positivos sobre la circulación materna tienen una gran importancia también sobre el niño.